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The Gamers: Hands of Fate

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-Te lo advertí. Vende juegos de cartas y ellos vendrán. Esos adorables lamecartas. Al principio serían uno o dos, pero luego vendrán más, ¡y ahora han hecho su nido! Y se han llevado mis preciosas mesas de juego. ¿Era esto lo que querías, Leo? ¿Un puñado de elementales del fracaso arañando el aire?
-No entiendo tu rabieta friki en esto. A ti te encanta reventar juegos ¿Por qué no te quedas un rato, y ves lo que pasa?
-¡Oh!¿Puedo?¿Puedo, por favor? Tener la oportunidad de gastarme cientos de dolares en un juego no interactivo y sin una narrativa subyacente. ¡Yuhu! Detenme… De todas formas, esto es sarcasmo

Ocho años después del segundo título de la trilogía (el primero fue en 2002) llega The Gamers: Hands of Fate. La saga de The Gamers es un producto realizado por aficionados que nos cuenta las peripecias en los juegos de rol de un grupo de amigos, y la forma en que su afición influye en sus vidas. Mientras que la primera es apenas un corto (tiene 48 minutos), la segunda y la tercera ya tienen extensión de largometraje (104 minutos y 125, respectivamente) y ganan en calidad y medios. La primera podemos considerarla fuera de la continuidad de la segunda y de la tercera, que repiten actores y personajes, además de continuar tramas, mientras la primera comparte actores pero los personajes (tanto en el mundo real como en el mundo de juego) son distintos y lo ocurrido en esa parte tan solo es mencionado a modo de chiste en su continuación.
Dirigidas por Matt Vancil, que hace un cameo en esta tercera parte como el crispante Chivichan, The Gamers cuenta con una considerable fama y reconocimiento entre los aficionados a los juegos de rol, que llevabamos tiempo a la espera de esta continuación, financiada con éxito a través de kickstarter (recaudó nada menos que 406.000 $).

No os hagáis ilusiones, les vais a ver poco así

En The Gamers: Hands of Fate, el grupo de amigos que conocimos en The Gamers: The Dorkness Rising continúa quedando para sus sesiones de juego, con las normales dificultades que impone la vida adulta. En la tienda de Leo- uno de los protagonistas- en la que se reunen, Cass conoce a Natalie, una aficionada al juego de cartas coleccionables “Romance of the Nine Empires”. Aunque Cass reniega de este tipo de juegos, comienza a jugar a “Romance of the Nine Empires” por la promesa de Natalie de salir con él si consigue ganar el campeonato mundial que se celebrará en la Indy GenCon. La tarea resulta ser más complicada aún de lo que parecía en un principio, pues hay auténticas instituciones en el juego que no se lo pondrán fácil, a parte de un grupo organizado de jugadores, El Legado, que, con un estilo de juego poco elegante, se proponen dirigir el destino de “Romance of the Nine Empires” Contra todo pronóstico, el recién llegado que consigue victorias sorprendentes gracias a la ayuda de su amigo y mentor Leo (Scott C. Brown) -el memorable bardo de la segunda parte-, un antiguo jugador que le cede su colección de cartas de las primeras versiones del juego, y que sorprende a todos con cartas casi desconocidas y con estrategias de juego que las reglas y las últimas ediciones no favorecen.

Lo peor de la película -teniendo en cuenta mis gustos, ojo- es que la trama abandona completamente su atención en los juegos de rol para centrarse en los juegos de cartas coleccionables. Incluso la principal subtrama tampoco se centra en los juegos de rol, quedando las sesiones de Pathfinder (dejan atrás la D&D 3ª Edición), así como la presencia de varios protagonistas de la segunda película, a algo meramente testimonial que sólo sirve para recordarnos lo que esperabamos ver y echamos de menos. Lo mejor es que la trama se centra en el personaje más interesante, más divertido y mejor interpretado, Cass (Brian Lewis), el munchkin irredento de la segunda película, y que aquí continúa siendo tan divertido como excesivo.

Natalie, la friki con la que siempre has soñado

Cass intenta seducir a la encantadora Natalie, interpretada por Trin Miller, una actriz guapísima aunque con un mentón extraordinariamente prominente. Natalie es un personaje bien construido que refleja bien la pasión por el “Romance of the Nine Empires” y su creciente desencanto con la deriva que lleva el juego (me siento identificado pensando en mi decepción con lo que era y lo que es el WK40K). La forma en que Natalie “se resiste” a los encantos de Cass, aún cuando todos sus amigos lo ven como una especie de Elegido que salvará el juego le da consistencia al personaje.

Parte de la película continúa, como ocurrió en la segunda con el universo de juego, reflejando las partidas de “Romance of the Nine Empires” que vemos en la GenCon. Aquí, los protagonistas de la trama son Myriad (Samara Leerman), sobre la que descansa el peso de salvar su reino y Dundareel (Jesse Lee Keeter, dios mío, cuantas “e”), su compañero elfo.

The Gamers 3 hace de la necesidad, virtud, en su aspecto gráfico. Incapaz de reproducir entornos de ficción creíbles con su modesto presupuesto, los chicos de Dead Gentlemen Production utilizan fondos dibujados y ponen una pátina por infografía sobre los actores para crear la sensación, no espectacular pero sí resultona, de estar en un entorno ilustrado.

Los villanos de la película son El Legado (The Legacy), un grupo organizado de culoduros que exprimen las reglas del juego para ganar siempre, aunque perviertan en el camino el espítiru del juego. Si las mejores escenas de la película nos recuerdan a Karate Kid (incluso a Rudy), El Legado cumplen su función como Cobra Kai, y nos encanta odiarlos.

Cass se convierte en el personaje de héroe involuntario, de recién llegado sin interés por quedarse que se gana el afecto de los aficionados al juego y que va descubriendo la magia de un mundo al que llegó por intereses egoístas.

La subtrama principal se centra en el personaje de Jase (Conner Marx) y su odio incontrolable hacia Chibichan, un conejo de animación, al que hace responsable de la cancelación de Dragon Ninja Riders, su serie de televisión favorita. Esta línea argumental es muy repetitiva, con un humor físico constante centrado en palizas a un hombre disfrazado de Chibichan y con la seguridad de la GenCon, encarnada en Stormtroopers (la sección 501 colaboró en el rodaje de la película) persiguiendo a Jase. Con todo, y cortando bastante el ritmo de la película, refleja bastante bien la sensación de vacío que deja la cancelación de esa serie que nos parece maravillosa pero que se cierra prematuramente. Para muchos de vosotros el ejemplo más claro será Firefly. Para mí es Hermanos y Detectives. Lo sé, soy un puto

El líder de The Legacy. Aprenderás a odiarle

enfermo.

La película sabe transitar con mucho éxito entre el humor de la gente que se toma demasiado en serio algo que realmente no tiene tanto importancia, y el reflejo cariñoso de una afición que sólo se entiende desde dentro. Como si de una buena película deportiva se tratase, The Gamers 3 consigue llevar con habilidad la emoción de los combates a la pantalla, y varias veces me sorprendí a mí mismo celebrando combos y jugadas de un juego que no tengo ni idea de cómo funciona. Recomendable, con un guión muy bien construido (subtrama aparte) y con partes del entorno real y el imaginario bien dosificadas.

The Gamers: Hands of Fate, hasta donde sé, no ha salido en DVD pero puede ser adquirida por descarga directa en ESTA PAGINA. El precio se me antoja excesivo, 10$ para un archivo de video sin subtítulos en español (que pude encontrar fácilmente por otros medios) pero teniendo en cuenta el esfuerzo de estos chavales y lo que he disfrutado con la película, no me ha dolido pagarlo. Confío en que lo que recauden les sirva para que, en unos años, podamos disfrutar de The Gamers 4.

 

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