-Hermosa vista la de esta plaza- se acerca Julián al bravucón. El matón gruñe y mira a Julián con desprecio-. ¿o son otras vistas las que le interesan?

-Mis intereses son cosa mía y de mi confesor- le gruña el valentón, volviendo su mirada a la puerta de la casa del escritor-. A cualquier otro que pregunte lo que le daré no serán precisamente explicaciones.

Julián intuye como se la gastan los de la ralea de este personaje, y ya ha podido descubrir que no es él, sino el propio Don Miguel de Cervantes, el que interesa a este sucio matón.

Anota VIGILADO

Julián intenta sonsacarle más información

Vuelve a casa del maestro