Alonso saca su daga e introduce la punta en la cerradura, buscando forzarla. El tercio es mejor guerrero que ladrón y la cerradura cede, pero saltando por los aires metal y astillas. El mueble se abre y muestra su sorprendente contenido.
-Voto a bríos.- se sorprende Alonso.
-La hostia.-coincide Julián. En el interior la pareja encuentra un pequeño cuadro con el rostro de una mujer. Escondido celosamente, encuentran un retrato de Amelia.
-Pues sí que nos compete el contenido. Amelia es de las que dejan huella- observa Alonso. Julián asiente-. Hay que admitir que supo describirle bien sus rasgos al pintor.
-Mejor no se lo decimos a la Folch.- Es ahora Alonso el que asiente. La puerta de la pieza se abre de repente.