-¿No aprendiste en los Tercios a forzar cerraduras?

Alonso asiente. Introduce la punta de su daga bajo la tapa y, haciendo palanca, la fuerza.

-No dije que aprendiera a hacerlo con sutileza.- se defiende Alonso ante la mirada de su compañero.

Ambos miran el contenido.

-Prometedor.- se felicita Julián. En el arcón, junto a una bolsa con monedas, encuentran un ejemplar del Quijote anotado por el Fénix de los Ingenios. El valor de tal reliquia sería exorbitante, pero el precio para los patrulleros es otro. En la primera página pueden leer una dedicatoria, escrita con buena caligrafía pero con letra desigual, se lee un mensaje:

“Las ofensas a uno y a otro se verán satisfechas. De su amigo y contertulio de las Gradas de San Felipe Alonso”

-¿Alonso? ¿No serás tú, pillastre?

El soldado no sigue la broma de Julián.

-Alonso Fernández de Avellaneda. Quizá sólo el apellido sea pseudónimo.

-Es una pista estupenda, Alonso- se felicita Julián-. Tenemos una dirección donde buscar, ¿será suficiente como para encontrarle?

Anota la Pista 2

-Busquemos a Amelia, y luego encontremos a ese tunante de Avellaneda.