Alonso se acerca al matón, con los brazos ligeramente aabiertos para mostrar ser de confianza.

-Calma, compañero, vengo de parte de Pasamonte.

El hombre relaja el gesto.

-Mucho acero me parece para controlar a un pobre viejo.

Alonso no deja de darle la razón.

-El suyo, el mío, ¿y cuáles más?

-Otras dos espadas. Uno de los compañeros vigilando el patio trasero. Otro, en la planta de arriba explicándole los motivos de nuestra visita al tunante.

-Echaré una mano a los camaradas. Quedad pendientes por si os avisamos. Juntos volveremos por el pago.

-Esa parte me gusta. Con Dios, compañero

-Accede a la casa saltando la tapia

-Accede por la puerta principal