Alonso siempre ha pensado que las palabras son de Julián, los planes de Amelia y suyo es el acero. Desenvaina como un rayo y ataca al rufián. Este, hábil, aparta el acero y escupe una maldición. Alonso suelta envites a izquierda y derecha y su rival cae con dolorosos tajos en los costados. Aún no ha pensado en su sigueinte paso cuando una explosión de luz le aturde. Con pistola humeante, en el marco de la puerta está la figura de Luca. Alonso cae, con una dolorosa herida de bala en el hombro.
-Traidor te supe desde el principio.- Alonso no puede dar respuesta ni réplica. Cae desmayado, rezando por el auxilio de sus compañeros y castigándose por el fracaso de su misión.