-Baje el arma, Luca. Pasamonte no pretende pagarnos un maravedí.
-¿Esa voz?- pregunta Cervantes, creyendo reconocer a alguien de su pasado.
El italiano rie.
-No os pagará a vosotros- le corrige-. A mi ya me ha pagado. Déjadme que acabe mi trabajo y largaos a un sitio donde interese vuestra opinión