Te rascas el bolsillo para conseguir las diez pesetas, con convicción de que la situación lo merece.

-Tenemos que ceñirnos a un presupuesto- te recuerdan tus compañeros-, y teniendo que pagar el billete de vuelta a Cartagena, nos quedamos sin margen para gastar.

-Merece la pena, creedme.- aseguras. Es posible que sea así, pero habéis agotado ya los escasos fondos de los que disponíais.

Anota SIN BLANCA y continúa