Alonso rompe el duelo de miradas soltando su puño contra Luca. Casi se alegra de que lo esquive, así nunca le podrá acusar de utilizar más la sorpresa que la habilidad. El matón suelta su puño, pero Alonso sabe girarse y, aprovechando la inercia, le golpea en plena mandíbula con el codo. El jaque trastabilla y una gota de sangre aparece en la comisura de su boca; la expresión de su rostro rezuma odio y a Alonso le cuesta creer que Pasamonte pueda contener a su hombre.
-¡Suficiente para mí!- les frena-. ¡El trabajo es suyo, vuesas mercedes son ahora compañeros, sepan reprimir su furia y destínenla a completar su misión!