Llegáis a la casa de Cervantes, en una calle oscura salvo por las velas que iluminan algún santo en el muro de una iglesia. Luca, hombre de mal español y pocas palabras, se limita a decir.
-Vigila la calle, yo me encargo del donniciola.
Antes de que Alonso pueda reaccionar, Luca ha desaparecido entre las sombras. El funcionario del Ministerio intenta localizarle, pero al que sí encuentra es a otro matón en medio de la calle que le saluda con un gesto. El soldado ha de actuar rápido; Cervantes corre un gran peligro.
-Accede a la casa saltando la tapia