Respiras con alivio cuando compruebas que el resto del equipo ha evitado ser capturado. La fortuna ha querido que os encontréis con cierta facilidad y os reagrupáis tras una esquina, a relativo resguardo. Los cánticos revolucionarios y los gritos de libertad se van disolviendo. Las carreras de unos y otros resuenan en la universidad y os encontráis sólo un poco más cerca de la salida. Habéis visto a policías revisando aulas y cerrándolas con la ayuda de bedeles, con lo que esconderos y esperar a que todo pase no puede ser una solución a tener en cuenta.
-”Os esperará un contacto del Ministerio”-protesta Julián-. Pues no nos vendría nada mal algo de ayuda ahora.
-Puede que lo hayan detenido, o que no haya querido arriesgarse a acercarse demasiado- teoriza Amelia-. Preocupémonos de salir de aquí y ya nos centraremos en el resto de la misión.
-¿Llamamos al Ministerio?- sugiere Alonso, mirando a los lados como si se encontrara en una trinchera en Flandes.
-¿Y a quién iban a mandar? ¿A Spínola?
-Callaos los dos- pone orden Amelia-. Julián, dijiste que conocías esta Universidad, ¿sabrías encontrar una vía de escape que no nos exponga demasiado?
-Es posible. El edificio es un poco laberíntico, pero creo recordar un par de salidas.
-Pues vamos, una vez que salgamos contactaremos con el Ministerio y…
-Tssssssst- alguien parece llamaros. Por otra dirección, las rotundas pisadas de la policía parecen aproximarse-.¡Eh, vosotros, aquí!- en el acceso a un aula una pareja de universitarios llama su atención- ¿Qué hacéis? -dice el chico, alto, enjuto y patilludo- ¡Venid aquí, os van a descubrir!
-Agradezco la ayuda de aquí los camaradas, pero yo sugeriría ir por allí- aconseja Julián-. Cerca de esta zona había una salida; si no la han cerrado, sería una buena vía de escape.
-Esos chavales están en su elemento- apunta Alonso-, podría ser una buena idea saber qué tienen pensado para escapar.
¿Atendéis la vía de escape que sugiere Julián?
¿Os unís a la pareja?